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domingo, 14 de octubre de 2012

Joaquim Barbosa ha sido elegido como el primer juez negro de la Corte Suprema Brasileña.

Joaquim Barbosa, elegido en una votación simbólica presidente del Supremo Tribunal Federal de Brasil, llegó a lo más alto del principal tribunal en momentos en que gana notoriedad en el país y en el exterior. Barbosa, primer presidente negro del tribunal, fue el juez encargado de supervisar uno de los mayores juicios por corrupción en Brasil, llamado el "Juicio del Siglo", que involucra a José Dirceu, quien fuera mano derecha del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. En el llamado "Juicio del Siglo", Barbosa condenó a 22 de los 25 acusados por el caso del mensalao (mensualidad), un esquema que utilizó fondos públicos desde 2002 hasta 2005 para pagarles a los partidos políticos y obtener su apoyo en el Congreso.

Figura pública

Barbosa, de 58 años, ha sido elogiado en los últimos días en las calles: el domingo pasado, mientras votaba en Río de Janeiro, hubo personas que querían sacarse una foto junto a él.

Llegó a la tapa de revistas, fue citado por periódicos extranjeros y el diario estadounidense The New York Times aseguró que el juez sale del juicio como una especie de "héroe político".

Las posiciones de Barbosa en el proceso han sido seguidas por la mayoría de los ministros, pero esto contrasta con las tensas relaciones que mantiene con algunos miembros del tribunal.

Durante el juicio intercambió críticas con otros colegas y uno de ellos dijo que Barbosa no estaba "respetando la institución" y que estaba preocupado por la posibilidad de que asumiera la presidencia del organismo.

Pese a ello, Barbosa, quien fue nominado para el tribunal en 2003 por Lula da Silva, terminó siendo elegido y asumirá su cargo, que ocupará durante dos años, el 22 de noviembre.

Críticas y discusiones

Antes del juicio, Barbosa ya había tenido otros desencuentros con miembros del tribunal y había sido objeto de comentarios despectivos de sus colegas.

En 2007, una ministra fue vista por periodistas al enviar un mensaje a otro juez sobre la nominación de Barbosa para el caso del mensalao: "Este va a dar un salto social con el juicio", escribió.

Un par de años después, durante una disputa en tribunales, el entonces presidente del Supremo, Gilmar Mendes, dijo que Barbosa no tenía "condiciones para darle una lección a nadie".

En otro episodio, Cezar Peluso, quien dejó el Supremo a finales de agosto, dijo en una entrevista que su compañero tenía "miedo de ser categorizado como alguien que no había llegado al Supremo por sus méritos, que los tiene, sino por su color".

Barbosa respondió a las críticas en otra entrevista: dijo que Peluso dejaba la "imagen de un presidente de Supremo conservador, imperial, tiránico, que no dudó en violar las reglas cuando se trataba de imponer su voluntad por la fuerza".

El color de la piel de Barbosa también ha sido planteado por críticos del ministro que no pertenecen al máximo tribunal.

El exdiputado Roberto Jefferson, condenado en el caso del mensalao por corrupción pasiva y lavado de dinero, ha dicho que Barbosa llegó al tribunal por "la cuota racial y no por su notorio saber jurídico".

En el libro que narra su experiencia como asesor de Lula, Frei Betto también escribió que el color de Barbosa influyó en su elección para el Supremo.

En una anotación hecha en 2003, dice que fue contactado por el entonces ministro de Justicia, Marcio Thomaz Bastos, en busca de un indicio de "un negro con un perfil para cubrir la vacante en el Supremo Tribunal". Según Betto, Lula quería nombrar a un negro. "Me acordé de Joaquim Barbosa. El ministro quedó en llamarlo para una entrevista", escribió.

'Mala fe'

Pero para Luiz Felipe de Alencastro, profesor de historia de Brasil de la Universidad de Paris-Sorbonne, decir que Barbosa fue elegido principalmente por ser negro "es una declaración de mala fe".

"Es un fiscal que concursó y un raro magistrado del Supremo Tribunal con un doctorado en el extranjero", le dice a la BBC.
Pese a defender sus credenciales para el puesto independientemente de su color, Alencastro asegura que la Constitución brasileña favorece explícitamente la adopción de medidas de acción afirmativa para mejorar la representación de negros y mujeres en puestos clave del Gobierno.

Y dice que la nominación de mujeres, una política intensificada por la presidente Dilma Rousseff, es raramente cuestionada, "pero cuando se trata de un negro, se convierte en una rareza".

Infancia pobre

Nacido en Paracatú, una ciudad del interior del estado de Minas Gerais (MG), a los 16 años partió rumbo Brasilia en busca de un futuro mejor, trabajó en los talleres de impresión del diario Correio Braziliense y concluyó sus estudios secundarios, tras lo cual se formó en derecho en la Universidad de Brasilia (UnB).

Inició su carrera en el Poder Judicial en 1984 como procurador del Ministerio Público y trabajó en varios organismos públicos, incluido el Ministerio de Relaciones Exteriores, para el que sirvió como personal no diplomático en la Embajada de Brasil en Finlandia.

Tiene una docena de obras sobre derecho publicadas en Brasil y en Francia, ha sido profesor en varias universidades y cursado estudios de posgrado en París, Brasilia y Nueva York.

Barbosa habla con fluidez en francés, inglés, alemán y español y tiene una particular afición por la música, que desde su juventud le llevó a estudiar piano y violín, instrumentos que, según quienes lo conocen, domina con cierto virtuosismo. Barbosa estudió derecho en la Universidad de Brasilia y luego obtuvo una maestría y un doctorado en la Universidad de París-II.

Es profesor licenciado de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ) y autor de dos libros sobre derecho, uno sobre el funcionamiento del Supremo Tribunal y otro sobre el efecto de la acción afirmativa en Estados Unidos.

Antes de unirse a la Corte, ocupó varios cargos en la administración federal, entre ellos el de fiscal de la República (entre 1984 y 2003), jefe de la asesoría jurídica del Ministerio de Salud (1985-88), funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores (1976-1979), y llegó a servir en la Embajada de Brasil en Finlandia.

Líderes del PT de lula son hallados culpables

El exministro José Dirceu y dos líderes del Partido de los Trabajadores (PT) fueron hallados culpables de corrupción por la Corte Suprema de Brasil, que juzga los escándalos denunciados en 2005, durante el primer mandato presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva.

A Dirceu y los otros dos se les condenó por orquestar un esquema que desvió fondos públicos para comprar el apoyo de parlamentarios de oposición para apoyar las iniciativas del Gobierno.

Seis de los ocho jueces de la Corte Suprema de Brasil votaron a favor de la condena. Una mayoría es todo lo que se necesita para la condena.

Dirceu fue jefe de personal y ha negado las acusaciones desde que estalló el escándalo en 2005. Enfrenta hasta 12 años de prisión.

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